Teniendo en cuenta de que la conducta agresiva de un niño es un comportamiento aprendido y como tal se puede modificar, la intervención de los padres bien como de los profesores es muy importante. El castigo físico no es aconsejable en ninguno de los casos porque sus efectos son generalmente negativos: se imita la agresividad y aumenta la ansiedad del niño. Si nos empeñamos en cambiar la conducta agresiva de nuestro hijo, y mantenemos la paciencia y la perseverancia, seguramente solucionaremos el problema.
La psicóloga Gloria Marsellach Umbert, autora del libro Recetas del psicólogo en la red, define algunas pautas sobre cómo solucionar el problema. Según ella, se debe seguir un plan:
1 - Identificar el tipo de conducta, es decir, qué es lo que nuestro hijo está haciendo exactamente. Hay que ser objetivos y específicos en la respuesta. Si el niño patalea, grita, o de que forma expresa su agresividad.
2- Apuntar diariamente en una tabla, y durante una semana, cuantas veces el niño aplica la conducta de agresividad. Anotar qué es lo que provocó el comportamiento. Con lo cuál será necesario registrar los porques y las respuestas. Apuntar también en qué momentos los ataques agresivos son mas frecuentes.
3- Elegir dos objetivos para modificar la conducta: debilitar la conducta agresiva y reforzar respuestas alternativas deseables existentes en el repertorio de conductas del niño o en la enseñanza de habilidades sociales. Ejemplos: - Existen algunas condiciones que proporcionan al niño consecuencias gratificantes para su conducta agresiva. Por ejemplo, si en el patio del colegio, no estando el cuidador, el niño sabe que pegando a sus compañeros, éstos le cederán lo que él quiera, habrá que poner a alguien que controle el juego hasta que ya no sea necesario.
4- Reducir el contacto del niño con los modelos agresivos. Muéstrele a su hijo otras vías para solucionar los conflictos cómo el diálogo, el razonamiento, el establecimiento de normas, etc. Si los niños ven que los mayores tratan de resolver los problemas con tranquilidad, podrán imitar esta forma de actuar. - Los padres deben reducir los estímulos que provocan la conducta. Enseñar al niño a permanecer en calma ante una provocación.- Recompense a su hijo cuando éste lleve a cabo un juego cooperativo y asertivo.
5- Cuando esté determinado el procedimiento que utilizará, poner en práctica el plan. Debe continuar registrando la frecuencia con que su hijo emite la conducta agresiva para así comprobar si el procedimiento utilizado está sendo o no efectivo. Informar del plan elegido a todos los adultos que formen parte del entorno social del niño. Mantenga una actitud relajada y positiva y notará los progresos. Al final, todos se sentirán mejor.
El tratamiento de la agresividad en un niño, en los casos que sea persistente su conducta agresiva, debe estar sometido a un profesional especializado. El tipo de tratamiento que se utilizará dependerá del resultado de la evaluación que se haga. Lo primero que harán será identificar, a través de observaciones, charlas y entrevistas, los antecedentes (causas y reacciones a la frustración) y los consecuentes (qué es lo que gana con la agresión) del comportamiento agresivo del niño.
FUENTE: http://www.guiainfantil.com/educacion/comportamiento/tratamiento.htm
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2 comentarios:
Una serie de buenos consejos para saber llevar a esos niños rebeldes.
Abrazo
Gracias, José, sabemos que comportamiento aprendido y como tal se puede modificar, debemos conocer que la desencadenada, para tranajar en pautas, de su mejora. Esto es algo que normalmente manejan padres y maestros, mas cuando la agresividad en un niño, persistente, debe ser ayudado a un profesional especializado, el Programa SIEMPRE HAY SALIDA, da asesoramiento y ayuda en estos, casos, Un abrazo, para tí, y muchas gracias por tu participación con nosotros.
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